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El comandante Fort: los creadores cuentan el detrás de escena de la docuserie de Star+

Ricardo Fort fue un personaje que todos creyeron conocer, de alguna manera. Esos cinco años de vorágine mediática despertaron amores y odios en quienes lo vieron derrochar energía y plata para ser famoso. Pero fueron apenas la punta del iceberg de una vida compleja y plagada de luces y sombras.

El comandante Fort, la serie documental que este miércoles estrena Star+, narra el apogeo y la caída del empresario y cantante, mientras intenta responder una pregunta esencial: ¿cómo es que un millonario excéntrico se volvió una figura popular y a diez años de su muerte sigue vigente en las nuevas generaciones a través de memes e íconos kitsch?

La serie es tan contradictoria como lo era el personaje. No tiene género, no tiene identificación con un formato. Cada capítulo es un unitario, trata de ser un cuento, tiene distintos realizadores, distintos escritores. Se mueve y muta como Ricardo”, explica Patricio Alvarez Casado, creador, productor y director de la docuserie.

La docuserie revela facetas inimaginables de Fort.

Los cuatro episodios de El comandante Fort mezclan imágenes de archivo inéditas y testimonios de su círculo más cercano, y le suma algo de ficción a través de imitadores del protagonista, sus hijos, Felipe y Marta, y Juan José Muscari. “La ficción fue clave para poder vivir como él vivía, un poco en la realidad y un poco en la ficción”, agrega Alvarez Casado.

“No había nada hecho sobre Ricardo”, dice Eddie Fitte, periodista y escritor a cargo de la investigación periodística de la docuserie. “Era la persona más conocida después de Maradona o Messi, y un tipo que había decidido, durante los últimos cinco años de su vida, grabarse las 24 horas, los siete días de la semana”, justifica.

“Y había puesto eso en YouTube, había creado un canal donde alojaba todo lo que generaba las 24 horas; había tenido su propio programa de televisión y había participado, por lo menos, en tres de los programas de aire de mayor rating. Y así y todo parecía una historia contada. Había una espina medio rara: esto de ‘Che, loco, ¿por qué todo el mundo quiere a Ricardo Fort?’. Y no había respuesta”.

-¿Por qué?

La serie recorre las distintas etapas de Ricardo, con sus respectivos cambios de look.

-Fitte: Evidentemente porque había algo que no sabíamos. Había algo que Ricardo transmitía con sus actitudes, con sus sensaciones, con sus acciones. Fue empezar a levantar piedra por piedra para ver qué era lo que generaba esa simpatía y tratar de entender por qué una persona tan distinta y exótica funcionaba como espejo para una mayoría.

-Casado: Lo que yo quería era descubrir a esa persona detrás del personaje. Porque Ricardo era alguien que ocultó tanto como mostró. Nos esforzamos en tratar de entender quién fue realmente Ricardo Fort. Por qué fue tan popular, pero a la vez qué sentía. Ahí pusimos todos nuestros recursos narrativos y visuales para ofrecer una mirada autoral, emotiva, divertida, que todo el mundo pueda disfrutar.

Fort y el camino del héroe

Sus relaciones amorosas, algunas desnocidas hasta ahora, ocupan buena parte del material.

Cada uno de los cuatro episodios de El comandante Fort aborda una faceta de su historia: arranca con su costado más mediático, le sigue su desconocido prontuario amoroso, luego el vínculo con sus hijos y su familia; y termina con su último año y su sorpresiva muerte.

“Era clave encontrar todo lo que él había buscado en ese camino del héroe que hizo. Porque en la serie misma lo ves en su estado más mediático, con su prepotencia y su lucha con los medios. Y, a medida que avanzamos, es como ir sacándole las capas y encontrar toda la historia de los conflictos familiares, la lucha por su sexualidad, la necesidad de afecto, de reconocimiento. Nos parecía que era muy importante entender qué era lo que él había transitado para llegar a ser quién fue. Ésa era la motivación”, explica Casado.

-¿Y creen que la serie responde la pregunta fundacional?

-Casado: Yo creo que sí. Empezás viendo a Ricardo en un estado y terminás en otro. Creo que logramos captar la sensibilidad que tenía. Y por qué la gente se siente reflejada en él: porque su vida es mitad fábula, mitad realidad, y creo que un poco es lo que te ayuda a sobrevivir. La serie muestra que detrás de ese personaje había alguien que sentía, sufría y que trabajó mucho para ser quién fue.

“Nos parece algo común ahora, pero él fue el primer influencer, que para nosotros es muy valorable. Hoy parece algo al alcance de cualquier adolescente y en ese momento no existía. Entonces -explica Casado- pusimos el foco en valorar todo lo que él hizo. No nos quedamos en la parte mediática, en los quilombos, sino que le dimos mucha relevancia a lo que realizó”.

-Fitte: Yo no sé si damos una respuesta a cómo era Ricardo o por qué Ricardo hizo lo que hizo, porque en última instancia lo sabrá él. Pero creo que la virtud de la serie es justamente lograr que todos nos hagamos las mismas preguntas. Eso enriquece el debate.

-Casado: Claro, vos podés o no ser millonario, podés haber ido a Miami o no, pero todo el mundo necesita ser reconocido, ser querido. Creo que la mayor obra de Ricardo es él mismo. La forma en que vivió, cómo comunicó, el lugar que quiso ocupar, ser alguien distinto. ¿Y quién no quiere ser eso?

La aparición del inédito diario íntimo

A partir de la adquisición de los derechos para contar la historia, Alvarez Casado y Fitte cuentan que la familia les dio libre acceso a todo lo que había filmado y grabado Ricardo, además de cientos de valijas nunca revisadas, llenas de objetos que Fort compraba en sus viajes a Miami y el mundo.

En una de esas valijas, encontraron un diario íntimo desordenado y descompaginado que luego de un arduo trabajo de reconstrucción, terminó de redondear la docuserie.

“Fue de locos. Al morir, Ricardo, con toda su forma de ser, deja un enorme quilombo. Valijas repletas de lo que te puedas imaginar. Era pornografía periodística: resúmenes de tarjetas de crédito, cartas documento, demandas, mails (porque imprimía todo), guiones de cosas que había querido publicar, borradores de libros, pasajes, fotos familiares”, comparte Fitte.

“Y ahí aparecen estas hojas rotas mezcladas entre guiones y demandas, un quilombo de 200 páginas entremezcladas y desordenadas cronológicamente que reparaban sobre cuestiones en las que Ricardo ni siquiera hacía chistes en la televisión”, completa.

-Casado: Cuando encontramos ese manuscrito, sentí que era él diciendo ‘Así tiene que ser mi serie’. Porque era su propia voz contando su historia. Lo que no quería yo era hablar por él. Y cuando encontramos todos los secretos de su juventud, la etapa menos conocida de él, relatos en primera persona sobre su sexualidad, sus novios, sobre sus temores, tuvimos que cambiar todos los guiones, todas las estructuras y volver para atrás.

“Porque el proceso de la creación de esta serie fue vivo, constantemente iba mutando. Y poder construir la historia de Ricardo en sus propias palabras fue algo surreal, algo que quizás lo programó”, sugiere.

-¿Qué apreciación o postura tenían sobre Ricardo Fort y cuánto cambió después de hacer la serie? ¿Qué esperan que le pase al público cuando la vea?

-Fitte: Ojalá que hagan el mismo camino que hicimos Pato, yo y todos los que hicimos la serie. El (camino) de no entenderlo a tratar de entenderlo: por qué carajo un tapado de piel, por qué un Rolls-Royce en Constitución, por qué cuatro seguridades personales, por qué estar con una pareja que estaba invisibilizada detrás de fachadas que se iban armando, por qué los miedos personales.

“Creo que la meta que nos pusimos fue mostrar todos los palitos que fue pisando, con los que se tropezó y se levantó. Y ahí creo que es difícil no llegar a comprender. Yo llego a entenderlo: entendí que siempre fue una persona libre y creo que lo admiro por el ejercicio de libertad que hizo”, asume Fitte.

El comandante Fort: las perlitas de la docuserie sobre el excéntrico y mediático empresario y cantante que murió en 2013.

-Casado: Creo que la respuesta inevitablemente está en la serie. Empezás en un estado emocional y terminás en otro. El logro más importante fue transitar todo el lado oscuro de Ricardo, sin evitarlo, para contar cómo se llega a ser esta persona. Y es inevitable no emocionarse y no terminar queriéndolo más de lo que lo querías cuando lo empezaste a ver.

La canción de los herederos

El episodio tres de El comandante Fort tiene a Marta y a Felipe como protagonistas. Los hijos de Ricardo recuerdan a su padre y el -poco- vínculo que tuvieron con él. El capítulo termina con una canción y un videoclip original donde los herederos de Ricardo participaron activamente.

Los dos hijos de Ricardo Fort participan en la docuserie sobre su padre.

“Nos fuimos a la mier… pero fue ése el caos en el que vivía Ricardo”, explica Casado. “Es la contradicción y el flash en el que vivía él. A Marta le propusimos potenciar sus intereses, el canto y el baile. Tuvo más de dos meses ensayando y ella creó su propia canción. En el caso de Feli, desarrolló un videojuego, algo el que maneja todos los días”, comenta el director.

“Creo que toda la experiencia que se vive en ese episodio le hubiese gustado que pase a Ricardo: efectos visuales, arte pop y contradicciones constantes”, sintetiza.

-Fitte: Hay algo ahí que tiene mucho que ver con la familia Fort… los negocios por un lado y la música como hobby, por otro. Lo podés ver en Carlos padre, que en su tiempo libre le gustaba mucho la música; Marta con el plan del Colón, la cantante lírica y sus tres hijos fanáticos del jazz. Y Ricardo que dice: ‘Esto va a ser de tiempo completo’.

“Lo interesante de su descendencia es que tenés un chico que parece absolutamente inclinado por el mundo de los negocios, las inversiones, las finanzas y el gaming; y Marta que parece ser esa cosa netamente artística. Todo el tiempo están ese blanco y ese negro que tienen todos los Fort. Y en el capítulo -adelante Fitte- se logra ver bien esas diferencias que hay entre los herederos”.

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