26.1 C
Buenos Aires
HomeDeportesPolo: Adolfo Cambiaso cumplió su sueño máximo y se consagró en Palermo...

Polo: Adolfo Cambiaso cumplió su sueño máximo y se consagró en Palermo junto a su hijo Poroto

La Dolfina, con los dos Cambiaso por primera vez en una definición, ganó por 15ª ocasión el torneo tras superar a La Natividad.

02/12/2022 21:56

Actualizado al 02/12/2022 21:56

Fue el 26 de noviembre de 2005. Hace exactamente una semana se cumplieron 17 años. La anécdota es bien conocida. Aquel día, en la cancha 2 de Palermo, La Dolfina, en la primera temporada de la recordada formación de Cambiaso-Monteverde-Aguerre-Castagnola que ganaría cuatro Abiertos, jugaba contra Centauros-Beaufort, un equipo que no debía traerle complicaciones al gran favorito. Mientras tanto, en su casa de Cañuelas, María Vázquez se había quedado acompañada porque su segundo hijo pedía pista para nacer. Tras el descanso largo que sucede al cuarto chukker a Cambiaso le avisaron que su mujer ya estaba en la clínica y que el doctor Germán van Thillo, el obstetra, también estaba en camino. La Dolfina ganaba por 12-3 y en el quinto capítulo logró un parcial de 6-1 para asegurar la victoria. Cambiaso, todavía con la ropa de polista, y Van Thillo llegaron al mismo tiempo. Y al ratito nomás nació Adolfo, a quien enseguida llamaron Poroto. Era el segundo hijo de la pareja. Dicen que allí mismo Cambiaso alumbró su sueño.

Ese sueño fue jugar algún día en Palermo con su hijo. “Yo sólo pido salud para poder entrar a una cancha con él. Le llevo 30 años…”, repitió una y otra vez cuando el heredero pintaba realmente bueno. Consiguió hacer realidad ese sueño. Pero tuvo más. Quizá algo que jamás imaginó. O sí. Porque en la cabeza de Adolfo Cambiaso todo es posible…

La historia dirá que un soleado viernes (atípico para una final del Argentino Abierto de polo) 2 de diciembre de 2022, La Dolfina, con los dos Cambiaso por primera vez en una definición, ganó por 15ª ocasión el torneo. En su 22ª final en 23 Abiertos disputados desde la creación del club en 2000 (no estuvo únicamente en la definición de 2004). Impresionante. La historia también dirá que el mayor de los Cambiaso logró su 18° título en el torneo (en 25 finales) y que sus compañeros David Stirling sumó el décimo y Juan Martín Nero, el 12°. Para el menor de los Cambiaso, obviamente, fue el primero… ¿de cuántos que conseguirá quien desbancó a Benjamín Araya como el ganador más joven de Palermo?

Pero la historia, dentro de muchos años, difícilmente recordará esa foto del final con padre e hijo abrazados en el medio de la cancha 1 del Campo Argentino de polo. Allí, en esa unidad hecha carne y alma que duró casi un minuto, algo se habrán dicho. Quedará para ellos, claro.

Fue una final digna del torneo. Con dos equipos que buscaron con sus armas la victoria. Pero con La Dolfina siempre sintiéndose más que su adversario a pesar de la paridad en el handicap (también 39 goles tiene La Natividad). Y si La Dolfina se sintió superior fue porque de entrada tuvo claro que para ganarle había que cortar el circuito entre los Castagnola y que si esa conexión no se interrumpía, ahí había que extremar los cuidados con Camilo, el hermano menor, el talento que, ya quedó demostrado, puede definir un partido en soledad y sin inconvenientes.

Quizá Cambiaso empezó a pensar en el partido más importante del año en las Fiestas pasadas, en la intimidad de su campo de Washington, el rincón cordobés donde tiene su cría. Allí imaginó que para ganar el Abierto debía montarse más y mejor. El y sus compañeros. Y así lo hizo. Y esa fue una de las grandes diferencias de la tarde. Porque en caballada La Dolfina superó a La Natividad. Y esa supremacía también se notó desde el arranque cuando Poroto Cambiaso -su evolución en los dos últimos años fue impresionante-, bien secundado por David Stirling en la mitad de la cancha, se transformó en el mejor de su conjunto en ese lapso.

Manejando el juego y el resultado, se vio lo mejor de La Dolfina. Allí apareció un cuarteto que siempre leyó con una mayor claridad por donde pasaba el partido. Y allí fue cuando también crecieron las figuras del uruguayo Stirling, que persiguió siempre de cerca a Camilo Cambiaso y, por momentos, lo anuló, y, sobre todo, de Juan Martín Nero, la figura de la cancha ratificando su condición de mejor back de todos los tiempos.

El campeón entró al último chukker con una cómoda ventaja de cuatro goles. Pero en una ráfaga Camilo Cambiaso dejó el resultado más apretado. A sólo dos de diferencia. Aunque faltaba la frutilla del postre. Stirling primero anotó en los mimbres del tablero (curioso: fue su primer gol en el torneo). Y enseguida, del otro lado, una notable corrida de Adolfo Cambiaso le permitió marcar el 13 a 9 definitivo. Para gritar ese gol de cara a su palenque. Para pensar que, si le llegó la hora de ese retiro que cada vez está más cerca y que él no esquiva, puede hacerlo sin deberle nada a nadie. Y con el deber más que cumplido.

Porque Cambiaso hizo todo en el polo. Y a sus records, a sus títulos, a sus goles y a sus triunfos le sumó ahora la felicidad inmensa de acompañar a su hijo a tocar la gloria. Eso es inconmensurable. Y le quedará para siempre.

Mas noticias
NOTICIAS RELACIONADAS