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Locura de la hinchada de Bangladesh por Argentina: así festejaron en un local de Once

En el barrio viven y trabajan los 150 bangladeshíes que hay en la Argentina. La experiencia de ver el partido con verdaderos fans de la Selección.

“A las tres cerramos y nos vamos para lo de Alomgir”. Este fue el mensaje que Mizan expandió en su grupo de whatsapp. “Sí, como siempre, mantenemos la cábala”, respondió ante algunas consultas Mizan, quien motoriza los encuentros futboleros de la colectividad bangladeshí en Buenos Aires.

A las 15.30, en Perón al 2300, pleno corazón de Once, la hinchada argentina más exótica estaba acomodada en una improvisada platea frente a una pantalla plana de 60 pulgadas.

Clarín compartió el partido de la Selección Argentina con un nutrido grupo de hombres oriundos de Bangladesh, pero que hace más de diez años viven en Buenos Aires. “Amamos la Argentina, es el país que nos abrió las puertas y amamos a Messi. Queremos que salga campeón antes de que se retire”. Mizan es el interlocutor. Es el que habla castellano más fluido y es empedernido futbolero.

Con tensión, emoción y hasta cierta histeria vivieron la intensidad del partido, sobre todo en el primer tiempo, cuando parecía que Szczesny, el arquero polaco, parecía inexpugnable. Los amigos Karim, Shakil, Simran, Sahin, Rony, Anu, Jewel, Sajal y Mizan, casi ensayando una escena coreográfica, se comen las uñas antes del penal de Messi. “Goooo, uuuhhh, nooo”. Amagó a gritar Rony. “No se grita antes un gol”, lo critica Alomgir, el dueño del local de electrónica que permanece abierto.

El lamento de los bangladeshíes por el penal fallado de Messi. Foto: Germán Garcia Adrasti

Vecino de la India, Bangladesh -en el sur asiático- está a 17 mil kilómetros de la Argentina, pero 70 millones de sus 166 millones de habitantes son futboleros y desde 1986 están fascinados con la por entonces Selección de Maradona. “No nos gustan los ingleses, país colonizador, por eso disfrutamos cuando Diego le hizo el gol con la mano“, cuenta Sahin en el entretiempo, el más veterano del grupo, que se las rebusca con el español.

Fanas de la Selección. En Bangladesh son hinchas de la Argentina, donde viven 150 bangladeshíes.. Foto: German Garcia Adrasti

En la Argentina no hay con consulado ni Embajada de Bangladesh, aunque en Internet figura una dirección de la supuesta sede diplomática en Palermo Chico. “Acá nunca hubo consulado. El que puso esa información es un estafador. Está en Google y sabemos que mucha gente va a hacer averiguaciones y se encuentra con que no hay nadie. La embajada más cercana está en Brasilia”, informa Mizan. 

En Buenos Aires viven los 150 bangladeshíes que hay en el país y la gran mayoría reside en el barrio de Once, donde cuentan con 58 locales de productos electrónicos. “Somos los dueños, por eso decidimos cerrar todos para ver el partido“, comenta Rony. “El fútbol está primero, después el trabajo”, se escucha de fondo a Anu, tomando una latita de gaseosa.

Los bangladeshíes se encontraron temprano para ver el partido de la Selección en un local de Once.

El gol tempranero en el complemento de Mac Allister desnudó unas escenas de cariño y afecto llamativas, en las que los amigos, envueltos en banderas argentinas, se abrazaron en un grito interminable, acompañando con exclamaciones similares al sonido de las vuvuzelas. “Viste, te dije, Argentina clasifica”, señala Shakil.

Mizan mira su celular con emoción y nostalgia. “Mirá, mirá, acá está mi familia. Este es mi sobrino”. El barbado bangladeshí comparte la intimidad de su familia, a 17 mil kilómetros de distancia. “Fueron a ver el partido a un local de electrónica como éste”. Las imágenes muestran, en un grado menor al video que se viralizó días atrás, una multitud de bangladeshíes celebrando el primer gol argentino. “Hace mucho que no los veo, los extraño”, susurra y se aleja.

Gritos y sonrisas, una constante durante la transmisión del partido. Foto German Garcia Adrasti

Alomgir, el anfitrión, ofrece bebidas para todos y también reparte banderas y pulseritas. La calidez y empatía cautivan. “Nuestro equipo nacional es débil, nunca llega a las Eliminatorias. En Bangladesh el deporte más importante es el cricket, ahí sí estamos en la pelea”, hace saber Jewel.

Nada ni nadie los distrae. Tampoco el teléfono celular aparece en escena. Están compenetrados con el partido. Karim se besa el escudito de su camiseta celeste y blanca a modo de súplica y Alomgir está abrazado a una bandera susurrando en su idioma. “Sí, sí, Julián, Julián, dale, pateá, pateá”. Quebrando esa armonía, relatando la jugada como olfateando el gol, Sahín fue siguiendo las instancias previas al segundo tanto. Y otra vez explotaron para deleite del fotógrafo, que pudo captar la escena.

Está por terminar el partido. Argentina está clasificándose y la hincha bangladeshí se distrae un breve instante. “¿Van a abrir?”. Se refieren a sus negocios de la zona. “Yo sí”. “Yo no, mañana recupero”. Silencio y otra vez a clavar la vista en el sesenta pulgadas. Fotógrafo y cronista se despiden de tan amables compañeros de platea. “Tiene que volver el sábado, los esperamos para pasar a cuartos de final”, saludan con una sonrisa cómplice.

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