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Por el nuevo cepo a las importaciones, se disparó el dólar, prevén más inflación y menor actividad

El Gobierno vio el abismo al final de la curva y tomó una decisión drástica. Frente a la incesante pérdida de reservas y las crecientes dificultades para garantizar el abastecimiento de energía en invierno, el Banco Central restringió este lunes aún más el pago de importaciones mediante una serie de medidas que impactaron de inmediato en el comercio exterior, dispararon el dólar blue y pusieron en alerta a la industria.

Desde temprano, la comunicación A 7532 provocó una reacción en cadena, con el freno total de las operaciones de pago al exterior y, luego, en los bancos privados, donde cerraron las ventanillas para analizar la normativa de 19 páginas e informar los cambios a las empresas. “No están saliendo los pagos, suele pasar cuando hacen modificaciones, pero nunca como ahora, antes eran los bancos, pero ahora creo que fue el Central y frenó todo”, dijo un operador.

El nuevo esquema de emergencia en el que venían trabajando desde hace una semana Martín Guzmán, Miguel Pesce y Daniel Scioli terminó de definirse en la reunión de directorio del Banco Central. Allí, entre las 8 y las 9.30 de la mañana, se resolvió en líneas generales reducir los cupos y sumar las importaciones que aún no estaban alcanzadas por el régimen dispuesto en marzo por la entidad para limitar el acceso a dólares para pagar dichas compras.

Con Alberto Fernández de gira en Alemania, los funcionarios decidieron enviar un mensaje contundente de que el BCRA puede acumular divisas. Después de sumar unos US$ 573 millones en el año -un 9% respecto del 2021-, el freno de la operatoria le permitió comprar este lunes US$ 250 millones. La contracara fue que la demanda se volcó al mercado paralelo, donde el blue subió a $ 232 y el contado con liqui a $ 246, lo que elevó la brecha con el oficial al 97%.

Los analistas, por otra parte, esperan un menor nivel de actividad, mayor escasez de insumos importados y más inflación en un escenario en el que la economía ya empezó a desacelerar su ritmo de crecimiento.

“Esto, más que control de importaciones, es decir a quién le doy acceso directo a divisas. Las circunstancias van evolucionando. Hace seis meses, no teníamos 4.000 millones de dólares de importaciones de energía. Esto está ocurriendo ahora y, por lo tanto, las medidas se toman ahora”, dijo Guzmán por la mañana en diálogo con Radio con Vos, en medio de la reunión del directorio del BCRA. Y negó que haya un “festival de importaciones”.

Cristina Kirchner usó esa expresión el lunes pasado en un acto en Avellaneda, donde apuntó contra las empresas privadas y le exigió al Ejecutivo que “use la lapicera”. La reacción oficial busca también aplacar otros reclamos: el FMI pidió el viernes una suba adicional de tarifas y acelerar el dólar para cumplir el objetivo anual de reservas, luego de autorizar la primera revisión y el envío de US$ 4.000 millones, que llegará este martes.

Después de pendular entre un mayor ritmo de devaluación o frenar más las importaciones, sin resultados satisfactorios, el Gobierno busca ahora con las medidas vigentes hasta septiembre ahorrar un total de entre US$ 3.000 y US$ 4.000 millones. El objetivo es pasar el invierno hasta que suban las temperaturas y baje la demanda de energía, pero ya en junio se importaron US$ 2.000 millones en ese rubro y todavía quedan por delante tres meses.

Aunque hubo un guiño a las pymes, a las que se les incrementó de un 5 al 15% el límite para acceder de inmediato al mercado oficial, la señal generó desconcierto en el sector privado y motivó una reunión de urgencia entre el titular del Banco Central, Miguel Pesce, y el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, en la cual el industrial le manifestó su preocupación por el impacto en la actividad, luego de alertar que “no se debe ni se puede parar la producción”.

El cambio más importante es que desde ahora las importaciones de servicios y de bienes que estaban sujetos a licencias no automáticas tienen que cumplir los cupos del BCRA y esperar 180 días para acceder al mercado de cambios, como venía ocurriendo con las licencias automáticas bajo el sistema de monitoreo integral de importaciones (SIMI), al que en marzo se incorporó el Central y sumó nuevas restricciones.

A la vez que se extendió el plazo para acceder al pago de ciertos bienes de lujo con dólares oficiales, el Gobierno estiró el plazo para liquidar exportaciones de cereales de 5 a 15 días. Una medida destinada a “dar tiempo” para que ingresen los dólares del campo, algo que se demoró este año pese al récord de ventas externas ante la expectativa de los productores de una devaluación y el incremento de la brecha cambiaria.

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