La DAIA solicitó a la Justicia argentina que busque datos biométricos de los iraníes retenidos por el escándalo del avión venezolano. Desde la entidad le dijeron a Clarín que no confían en “la identidad que dicen tener” los tripulantes, a los que se investiga por posible vinculación con el terrorismo internacional.
La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas elevó hace unos días un pedido ante el juez Federico Villena, a través de un recurso presentado por la abogada de la entidad, Marta Nercellas, según ella misma confirmó. El objetivo de la solicitud es encontrar datos biométricos que permitan certificar la identidad de los cinco iraníes retenidos en un hotel de Canning.
La querella desconfía tanto de los datos que tienen consignados en sus pasaportes como de los registros de sus huellas dactilares y por ello advirtió al juzgado para que recurra a otras fuentes internacionales que puedan tener registros verídicos o que -por lo contrario- identifique otras presuntas referencias apócrifas de los mismos sujetos.
Se trata de las mismas personas a las que Agustín Rossi (ex ministro de Defensa y actual titular de la Agencia Federal de Inteligencia) se apresuró en definir como “instructores de vuelo” de la tripulación venezolana que los acompañaba en el Boeing 747-300M Dreamliner, perteneciente a la compañía de transporte de carga aérea Emtrasur, filial de la aerolínea estatal Conviasa de Venezuela, que hizo un presunto acuerdo con la firma iraní Mahan Air.
El pedido fue dirigido “a todos los organismos paralelos y centrales que se pueden pedir”, ya que la DAIA no confía “en la identidad que los iraníes dicen tener”. Así se lo confirmó a este diario la abogada Nercellas, que patrocina a la entidad querellante en esta causa y que lo fuera también en la que investiga el atentado a la mutual judía de la AMIA, en 1994.
Pasaporte de Gholamreza Ghasemi, el pilo iraní del avión retenido en Ezeiza que es investigado por la Justicia argentina.
Hasta el momento, la investigación que lidera la fiscal Cecilia Incardona cuenta con los pasaportes, información de bases de datos y el cotejo de las huellas dactilares de la tripulación, entre otros elementos recogidos en más de 40 medidas de prueba. También recibió informes del FBI.
El piloto iraní y el vuelo del escándalo
De esa agencia estadounidense surgieron las vinculaciones del piloto iraní con el terrorismo internacional, en especial, a través de otra firma aérea de la que Gholamreza Ghasemi es CEO.
Se trata de Qeshm Fars Air, compañía a la que Estados Unidos ubica como maquinaria logística para la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Iraní y para Hezbollah en El Líbano, ambos considerados grupos terroristas.
Ambos también, investigados en la trama judicial por el atentado a la AMIA.
La investigación busca determinar si “el vuelo y su tripulación ingresó a nuestro país con alguna finalidad delictiva”, el pasado 6 de junio.
La Policía Federal cuando allanó el hotel de Canning donde aún se alojan los tripulantes venezolanos e iraníes del sospechoso avión. Foto Juano Tesone
De acuerdo a las últimas novedades del expediente, el piloto Ghasemi había hecho trece vuelos entre Caracas y Teherán antes de que el avión fuera inscripto por la línea aérea venezolana Conviasa, tras un supuesto acuerdo comercial con Mahan Air que presenta numerosos interrogantes.
De hecho, aún no hay aclaraciones sobre porqué en los papeles del seguro figuraría aún la firma iraní como responsable del avión.
DS