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Mariano Werner y la intimidad del bicampeón de Turismo Carretera: su pasión oculta y “lo más feo” del automovilismo

El primer título de Mariano Werner en el Turismo Carretera se hizo desear. Después de debutar en esta categoría en 2008, el entrerriano inauguró su palmarés recién el año pasado. Su segundo trofeo, sin embargo, le llegó muy rápido. A menos de doce meses de aquella primera consagración, el piloto de Ford, de 32 años, volvió a gritar campeón el domingo pasado en San Juan. Y esta nueva corona tuvo un sabor tan especial -quizás hasta más- que la que había conseguido el 20 de diciembre de 2020 en ese mismo escenario, porque pudo disfrutarla y festejarla con su familia.

Su mujer Micaela y sus dos hijos estuvieron presentes en El Villicum y Werner hasta se dio el gusto de subirse el podio y recibir la copa de campeón con Salvador -el más grande con 4 años (Rafael tiene 2)- subido a sus hombros. Una postal que el bicampeón soñaba llevarse del autódromo cuyano. 

“Mi familia no me suele acompañar mucho a las carreras, porque con el trajín de estar concentrado en lo mío, no me queda mucho tiempo para dedicarles. Además, los nenes están en una edad en la que les gusta explorar todo y en el box hay muchas cosas que no tienen que tocar. Pero esta vez quería que estuvieran. La verdad, si se daba el título, quería la foto con ellos arriba del podio”, comentó el entrerriano en su visita a la redacción de Clarín, una de las paradas del tour que realizó con el trofeo.

Werner con Salvador, su hijo más grande, en medio de los festejos en San Juan. Foto Prensa ACTC

“Creo que Salvador ya empieza a darse cuenta que este es mi trabajo, algo más que un deporte y una pasión. Y que no es solo algo del domingo. Sabe que papá los lunes tiene que ir a buscar sponsors, que todo se consigue con mucho trabajo. Y me gusta que lo empiece a entender. Él me pedía todos los días ‘Papá, llevame a una carrera’. Así que pensé en llevarlo a la mejor, a la carrera en la que uno experimenta las mejores sensaciones. Fue muy lindo tenerlos allá”, agregó.

Arriba del auto, Werner es un competidor nato. Se autodefine exigente y cada vez que sale a la pista, siempre buscar dar lo mejor y no se guarda nada. En su vida deportiva, la adrenalina es constante. Tal vez por eso, cuando vuelve a Paraná, prefiere la calma.

“Me gusta hacer una vida bien normal. Me levanto temprano, voy al gimnasio, llevo a Salvador al jardín y después aprovecho algún ratito para visitar a algún sponsor. Algunos días, me toca ir con Rafael a natación. Reparto el tiempo con mi señora, que es kinesióloga y también deportista. Trato de estar siempre presente. El apoyo de la familia y poder disfrutar de los nenes significa mucho. El año que viene me gustaría correr en una categoría menos para poder tener un poquito más de tiempo con ellos”, contó.

Mariano Werner y su trofeo de campeón. Foto Guillermo Rodriguez Adami.

-¿Qué hacés en tu tiempo libre?

-Me gusta cocinar, me relaja. Me gusta el asado, pero no suelo hacerlo, porque aunque no lo como todos los domingos porque estoy corriendo, muchas veces cuando te invita a comer un sponsor, es asado. Así que trato de cocinar algo distinto, no lo tradicional de los fines de semana. Me gustan muchos las verduras. Y lavar y ordenar todo después, dejar todo impecable. No soy de estar mucho con el teléfono, a veces me gustaría tirarlo por la ventana (risas). Empecé a usar WhatsApp hace tres o cuatro años recién. Sé que te simplifica las cosas, pero no me gusta estar pendiente del celular. Soy de los tipos a los que les gusta la vida de antes.

-¿Te gusta la vida en Paraná?

-Sí, me gusta mucho la tranquilidad del interior. Nunca pensé en mudarme, nunca lo planteamos como familia. De hecho, en el verano me gusta ir a un lugar más tranquilo todavía, a 40 kilómetros de Paraná, escondido, donde muere el camino y no anda nadie, ni los perros. No sabés lo que lo disfruto.

-Cuando estás allá, ¿no extrañás la aceleración y el ajetreo de la vida de piloto?

-Cuando ​termina la temporada, sí, a los primeros domingos los sufro. Me gusta la tranquilidad, pero me levanto los domingos temprano, a las 7, y siento que hay algo que no está, que falta. 

“Cuando termina la temporada, siento que los domingo falta algo”, afirmó Werner. Foto Prensa ACTC

Es fácil entender el motivo de ese sentimiento. Werner empezó a correr en karting a los cuatro años, como un hobbie, y nunca más largó el volante. Corrió casi todas las categorías argentinas y fue campeón en Fórmula Renault (en 2006 y 2007), Turismo Nacional (ganó en la Clase 3 en 2017) y, por supuesto, TC. Y no se imagina su vida lejos del deporte motor.

“El automovilismo es todo para mí, porque me enseñó mucho. Me tocó un poco hacerme de psicólogo, de dueño de equipo, de banco, de financiero, salir a buscar la publicidad… Aprendí todo dentro del automovilismo. Y el cariño de la gente no tiene comparación. No me veo fuera de este deporte. El viernes, cuando hicimos la conferencia de prensa, le pregunté a Guillermo Ortelli (corrió en San Juan su última carrera) qué sentía y pensaba ‘Qué decisión difícil debe ser la que tomó’“, reflexionó.

Hay una sola cosa que a Werner no le gusta del automovilismo. “Lo único feo de este deporte es estar todas las semanas buscando sponsors, pidiendo apoyo… Y es la realidad que viven casi todos los pilotos”, afirmó.

Werner comenzó a correr en karting a los 4 años, pasó por casi todas las categorías argentinas y ganó en Fórmula Renault, TN y TC. Foto Guillermo Rodriguez Adami

Y agregó: “Yo estoy contratado en el TC Pick Up como piloto de Toyota, pero en el TC necesito de los sponsors para correr. Por suerte con el correr de los años se ha simplificado esa búsqueda y tengo sponsors con los que forjé una linda amistad y que comparten mi pasión. Sin ellos no habría logrado nada de lo que logré”.

“Nunca nos guardamos nada”

Werner llegó a la última fecha de la temporada, en San Juan, como el gran candidato a llevarse el título y terminó cumpliendo los pronósticos en una carrera tensa, a la que no le faltó polémica. El entrerriano largó sexto, se posicionó rápidamente en el quinto lugar -con el que se aseguraba el trofeo- y un toque con Agustín Canapino a mitad de la carrera, tras un relanzamiento, lo relegó al noveno lugar.

Terminó cruzando la meta en esa posición y quedó segundo en la tabla de la Copa de Oro, a 0,75 puntos de Mauricio Lambiris. Pero el uruguayo, que partió en punta, terminó segundo en la final, luego de sufrir una abolladura en la parte trasera del auto por un toque con el ganador, Germán Todino, que afectó el rendimiento de su Ford, y no pudo conseguir la victoria que necesitaba para ser campeón. Los comisarios rechazaron el reclamo del de Montevideo por la maniobra de Todino y la corona fue para Werner.

-¿Pensaste en algún momento que se escapaba el título?

-Sí, después del toque con Agustín, porque cuando quedé noveno ya no dependía de mí mismo. Y cuando no tenés las riendas, es feo.

-¿Ahí aparecieron los nervios?

-No sé si lo llamaría nervios. Es esa sensación, linda y no tan linda a la vez, de estar pendiente en todos los detalles y situaciones de carrera, que creo que sentís cuando realmente te importa que salgan las cosas bien.

-¿Ibas haciendo cálculos en el auto sobre qué necesitabas para salir campeón o pensabas solo en hacer la mejor carrera posible?

-En ese momento estaba enfocado en lo mío. Con el toque con Agustín, algo quedó sentido y venía con la dirección muy pesada y con el temor de parar. De boxes me dijeron algo recién cuando Todino lo superó a Lambiris. Pero había que terminar la carrera. Soy consciente que la carrera se termina cuando se baja la bandera a cuadros. Creo igual que tuvimos una ayudita del de arriba cuando no dependía de nosotros.

“Cuando quedé noveno, no dependía de mí mismo y sentí que se escapaba el título”, dijo Werner. Foto Prensa ACTC

-¿Qué pensás del toque entre Todino y Lambiris, que el uruguayo reclamó?

-Tengo una linda relación con Mauricio y no me ​gusta opinar mucho de esas cosas. Por lo que vi entre las series y la final, Todino tenía un auto superior. Y si bien la categoría nos pide ser precavidos con los que pelean el campeonato, también hay que entender que cuando uno tiene una posibilidad no la quiere dejar escapar. Mauricio quería ser campeón y Germán, conseguir su primera victoria. Son situaciones de carrera.

-¿Por qué ganaste el título?

-Porque tuve un gran equipo y un gran conjunto, el mismo que me llevó a ganar en 2020. Porque pude ganar cuatro carreras y hacer un montón de poles. Y porque nunca nos guardamos nada.

-Le regalaste a Ford dos títulos en dos años. ¿Te sentís el nuevo ídolo de esa marca?

-No me fijo en eso. Al título de “ídolo” lo pone la gente. Yo vivo el momento. Me gusta manejar, correr, hacer las cosas bien e ir de frente. Y buscar buenos conjuntos para tener siempre obligaciones y sentirme incentivado. Uno hace lo que hace por pasión. 

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