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Volvió el espectáculo: salas con entradas agotadas y el regreso de la música en vivo

No hay más localidades. Entradas agotadas. El tan ansiado cartelito que todas las compañías teatrales quieren en sus boleterías, está siendo realidad en esta primavera, donde la cartelera porteña se llenó de propuestas y el público está respondiendo con entusiasmo y masividad. Lo mismo que en la música y en los cines.

Ya con el aforo del cien por ciento en las salas, los protocolos siguen vigentes (hay que conservar el barbijo durante las funciones y tomarse la temperatura antes de entrar, entre otras medidas) y al parecer, los 18 largos meses sin actividad, despertaron un nuevo y renovado interés del púbico por ir al teatro.

Leonor Manso, quien está haciendo Cae la noche tropical en el Teatro San Martín, con entradas agotadas, lo describe así: “La calle Corrientes parece un noche de carnaval, se disfruta mucho. Evidentemente había muchas ganas de volver”. Su compañera en la obra, Ingrid Pelicori, agrega: “Se siente un aplauso especial, creo que es el valor del reencuentro, que le da un plus de emoción a cada función”.

La calle Corrientes a pleno, con público ávido por ver teatro.. Foto: Martín Bonetto.

Teatro ideal para la catarsis

Y es así. Al parecer, los efectos de la pandemia que golpearon tan duramente a la actividad teatral, al punto de que varias salas tuvieran que cerrar, ahora está colaborando para que los espectadores aprovechen los espectáculos y hagan catarsis, casi como un homenaje al origen del teatro en la Grecia antigua.

Si la obra es una comedia, hay risa anticipada y, si se trata de un drama, las lágrimas se multiplican. Por eso en apenas un par de cuadras de diferencia, una fila de espectadores espera para soltar la carcajada con Los Bonobos mientras otra similar aguarda con el mismo entusiasmo para sumergirse de lleno en una tragedia shakesperiana como Habitación Macbeth, con Pompeyo Audivert

En este sentido, Mariano Tenconi Blanco, director de Las cautivas, puede dar cuenta de eso. Su obra está los sábados y domingos a las cinco de la tarde en el Teatro de la Ribera, en la punta sur de la ciudad. Sin embargo, la sala se llena a tope y también agota funciones con anticipación.

“Lo noto en mi obra y en otras que voy a ver: el público está más disponible en lo emocional. Sé que hay gente que está yendo al teatro varias veces por semana, como para ponerse al día de todo lo que no pudo ver antes”, dice Tenconi. “Como artista quedó mucho por hacer y como espectador, mucho por ver”.

El arte dice presente

Florencia Naftulewicz dramaturga, actriz y directora de Las Cuñadas en Nun, también se refiere a esto: “El teatro, como el hecho cultural más antiguo de la historia, está ahora más presente que nunca. El arte siempre ayudó a sanar en las crisis, como la actual. El público está rompiendo la inercia de quedarse en casa y agradece ver obras que le permiten compartir ese momento único”.

Pero más allá del entusiasmo y la emoción, están los números para un sector que afrontó, tal vez, la peor crisis de su historia: los teatros fueron los primeros en cerrar y los últimos en volver a abrir. Para el productor Carlos Rottemberg, gran analista del contexto teatral, la recuperación, difícil, está dentro de lo previsto.

Público y obras para todos los gustos en la cartelera porteña, en un regreso con salas llenas. Foto: Martín Bonetto.

Ya en marzo de 2020 cuando un enorme cartel sobre el Multiteatro en la calle Corrientes anunciaba un hasta luego indefinido, Rottemberg aseguraba que, una vez retomada la actividad, llevaría unos tres meses recuperar la audiencia habitual.

“Si tomamos mediados de junio como la vuelta normalizada de la actividad, estamos en eso. Aún con el 26% menos de títulos en las dos primeras semanas de octubre, comparando con el mismo período de 2019, antes de la pandemia, ya se recuperaron un 88% de espectadores“, dice.

La cartelera porteña con sus tres circuitos (comercial, oficial e independiente) es tan amplia y variada que, la gran mayoría de las veces, se viven realidades muy distintas. Ahora, algo parece haberse unificado un poco.

Paola Luttini, productora de Sex, de José María Muscari y directora de La casa oscura, en El Galpón de Guevara, traza un panorama: “Con Sex estamos haciendo 10 funciones semanales, con 3 funciones los sábados, algo que no sucede hace mucho en la escena porteña. Y, por su parte, La casa oscura llena desde su primera función el aforo permitido y eso tampoco es habitual en el teatro independiente”.

Sex, la obra de José María Muscari. Foto Emmanuel Fernández

Según la directora, después de tanto encierro hay mucha necesidad de salir, de consumir propuestas diversas. “Y a pesar de la crisis económica creo que nos estamos permitiendo disfrutar, después de lo que nos tocó vivir”, agrega. “Me alegra ver cómo un sector que fue tan castigado durante más de un año finalmente pueda reactivarse”.

Todas las salas debieron hacer inversiones para poder reacondicionarse y así cumplir con los protocolos, aún en el peor momento de inactividad y a pesar de la incertidumbre. “Fue muy agonizante pero ahora nos toca estar a la altura de la demanda del público y estamos muy felices de poder volver a trabajar con salas llenas”, asegura Luttini.

Osmar Núñez, protagonista de Algo de Ricardo, en La Carpintería, expresa lo que identifica a muchos: “Yo vengo con abstinencia de actuar y también la tengo como espectador y me parece que eso le sucede a mucha gente”, dice. “Por suerte, hay oferta para todos y está comprobado que sin teatro, estamos rengos”.

La cartelera del Metropolitan Sura tiene varias obras que fueron parte del circuito independiente y ahora siguen atrayendo público a la calle Corrientes como Petróleo y Pundonor, ambas con localidades agotadas con anticipación.

Valeria Correa, una de las protagonistas de Petróleo, expresa lo que sucede en el escenario con el entusiasmo renovado del público. “Estamos con el teatro lleno y es muy emocionante. Se vive un clima muy festivo, antes de que empiece la obra el público ya está aplaudiendo, sólo por estar ahí. Más allá de si la obra es divertida o no, hay una energía desbordante y una mirada renovada y de disfrute”.

Entradas agotadas y salas llenas en el regreso de los teatros en Buenos Aires. Foto Martín Bonetto.

La actriz y directora, Andrea Garrote, protagonista de Pundonor, coincide: “Hay una alegría enorme por la vuelta y un alivio. Pero también advierte: “Más allá de eso, estaría bueno no olvidar la precarización que quedó en evidencia durante la cuarentena estricta, sobre todo en el teatro independiente que es el motor de nuestro teatro en general”.

Un punto que no es menor destacar, aún en medio del aparentemente renovado entusiasmo por la actividad y por eso mismo, en todo caso. “Estaría bueno que hubiera más dialogo entre las autoridades y los artistas para poder acompañar las necesidades de esta industria que, está demostrado, la gente estaba esperando ansiosamente”, resume la directora.

Es que ese ritual colectivo que tiene miles de años que es el teatro, sólo en la Ciudad de Buenos Aires se multiplica por unas 200 salas, repartidas en todos los circuitos. Y si bien, con una población de metrópoli que habilita un público para todo, el teatro sigue siendo una de las actividades menos protegidas de la cultura.

Este presente de salas llenas y público dulce, trae un horizonte con buenas perspectivas que, sería interesante que estuviera acompañado por acciones para seguir sosteniéndolo así.

La directora Corina Fiorillo, con varias obras en cartel, como Caníbal y Tu ternura Molotov, en su espacio off El Opalo, así lo cree: “Hay un renacer, incluso intuyo algo más grande que antes de la pandemia, por la necesidad de salir y creer y de cosas nuevas, en todos los circuitos”.

Bajemos el telón para cuidarnos. Habrá tiempo para volver al teatro“, rezaba la inédita marquesina del Multiteatro hace 18 meses. “Hoy siento que llegó ese tiempo. Nuestro colectivo artístico no lo apuró. Lo bancó, incluso sin resto”, dice Rottemberg.

“Aquella posición es la que hoy nos da mayor crédito para esperar a los espectadores y espectadoras con los telones listos para subirlos y disfrutar de lo que el espectáculo propone”, agrega. “Comienza con más fuerza el momento de volver a vernos”. Las butacas ocupadas así lo demuestran.

Música: mucha y de la buena

Gorillaz. La banda animada de Damon Albarn estará en el Quilmes Rock.

La música en vivo también era muy esperada por el público. Y de eso dan cuenta unos cuantos espectáculos que también agotaron funciones en cuanto aparecieron como posiblidad y, a pesar de la crisis.

Abel Pintos agotó las doce funciones en el Movistar Arena mucho antes de su primera presentación, el 14 de octubre. Antes, en agosto, Axel también colmó el estadio con un show que rompió el hielo para el regreso del público presencial. Y después sucedió lo mismo con Soledad Pastorutti y sus tres presentaciones ante 3.000 personas cada día, a principios de octubre.

En el regreso a la presencialidad el Gran Rex vio pasar a Trueno, a Vicentico y espera por Juanse, Miguel Mateos, Airbag, Jorge Rojas, David Lebón, Marama, Nicki Nicole, Damas Gratis y Pedro Aznar, de acá a fin de año, en una seguidilla de funciones que suman espectadores.

Miley Cyrus, headliner del Lollapalooza Argentina. Foto REUTERS/Idris Solomon

Por otra parte, el Festival Quilmes Rock se anuncia para el 30 abril de 2022, en un regreso con todo, y el Lollapalooza prepara otro reencuentro de los artistas con el público ávido por artista internacionales y locales, para marzo del año que viene. También se confirmó una nueva visita de Metallica.

WD

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