El tenis argentino lleva ganados en lo que va de la temporada 16 títulos de Challenger. Cuatro llegaron de la mano de Sebastián Báez, uno de los grandes talentos de una nueva generación de jugadores, que ya empezó a brillar con luz propia en el segundo circuito en importancia del profesionalismo. El bonaerense se coronó en Concepción y Santiago (Chile) a principios de año, en Zagreb en mayo y la semana pasada volvió a gritar campeón en la capital chilena.
Así, se transformó en el jugador nacional más joven en conseguir un póker de trofeos en una misma temporada con 20 años o menos después de Guillermo Coria. Además, logró escalar 16 lugares en el ranking para ubicarse 124°, su mejor posición. Un ascenso impresionante para quien a principios de 2021 estaba afuera de los 300 mejores y se había fijado una meta que ya cumplió con creces.
“Un objetivo que habíamos planteado con mi entrenador era ver si en algún momento podíamos jugar challengers. Fuimos al primer torneo en Concepción pensando en disputar la qualy, al final entré directamente al cuadro principal y lo gané. El resto fue cambiando a medida que fue pasando el tiempo”, le cuenta entre risas a Clarín, después de duro entrenamiento bajo el sol de la siesta en el Racket Club, donde esta semana disputa el Challenger de Buenos Aires.
Báez -que venció en el debut del certamen porteño por 3-6, 6-2 y 6-3 a Pedro Cachín y este jueves irá por un lugar en cuartos ante Juan Ignacio Londero– no tiene que pensar mucho a la hora de buscarle una explicación a este gran momento.
“Esto es consecuencia del trabajo que venimos haciendo desde hace varios años. Es trabajo duro, todos los días, estando muy atento a los detalles, siendo muy profesional y siempre pensando en qué se puede mejorar. Cuando perdemos, analizamos qué pasó y enseguida empezamos a pensar en el otro torneo. Y si ganamos, también vemos qué hicimos mal para hacerlo de otra manera. Esa es una táctica de mi entrenador que me viene dando resultado”, asegura el nacido en San Martín (Buenos Aires).
Cuando tenía dos años, Sebastián encontró en un rincón de su casa una raqueta de su papá y nunca más la largó. “Más que una elección, vino conmigo. Desde muy chico, en lo único que soñaba era en jugar al tenis”, contó alguna vez. Y, con talento propio y mucha dedicación, llegó a ser una de las estrellas de la NextGen argentina. Aunque él sabe muy bien que sus éxitos no son solo mérito propio.
“Es difícil que cualquier jugador sea muy bueno por su cuenta; tener un gran equipo es importante. Y ahí hay otra explicación a este gran presente. Yo confío mucho en Sebastián Gutiérrez, mi entrenador. Él estuvo al lado mío desde que empecé a jugar. Fui número uno del mundo con él al lado; también estuvo conmigo cuando estábamos sin puntos ATP y también ahora, en el 124° del ranking. Sin Sebastián, no hubiera llegado adonde estoy. Todo esto lo logramos juntos. Y eso, sumado al profesionalismo con el que trabajamos, hace que todo se esté acomodando cada vez más, lo mental y lo tenístico”, reflexionó.
Ganas de crecer le sobran al bonaerense, que no desaprovecha ninguna oportunidad para sumar cosas nuevas y para aprender de quienes, en algún momento, transitaron el mismo camino que él está haciendo hoy. El año pasado, en plena pandemia, por ejemplo, hasta se animó a hacer un vivo en las redes sociales con Diego Schwartzman y Guido Pella, dos de los jugadores top de nuestro país.
“Sin Sebastián, no hubiera llegado adonde estoy. “, comentó Báez sobre su entrenador y tocayo. Foto Instagram @sebastianbaez1
“Cuando no podíamos entrenar, pensamos de qué manera podíamos mejorar haciendo nada, entre comillas, porque seguía trabajando lo físico en mi casa; cómo mejorar la parte mental del juego. Y dijimos: ‘Qué mejor que preguntárselo a los mejores de Argentina’. Ellos se prendieron y salió algo divertido, pero que me dejó mucho”, aseguró.
-¿Qué cosas te quedaron de esas charlas que te sirven aún hoy?
-De Schwartzman, que la estatura no es un limitante. Y aunque yo no tenga un saque como el de un flaco de 1,90 (N.de R.: mide 1,70m, lo mismo que el Peque), saber compensar eso con menos errores, más variación, la cabeza o la potencia. El tenis se juega en todo. Entonces es importante conocer las cosas le duelen al otro y mis propias virtudes. Y también saber que si no estás bien afuera de la cancha, es realmente difícil estar bien adentro. Se trata de encontrar el equilibrio entre la persona y el tenista.
-Se te ve muy maduro a la hora de encarar los partidos. ¿Sentís que creciste mucho en ese sentido?
-Me siento mejor, pero no sé si para decir que soy un pibe maduro. Eso viene un poco con la edad, pero también lo estoy trabajando mucho. El saber que el error y el acierto, dentro de la cancha, valen lo mismo, un punto, más allá de que por ahí te tira un poco abajo cuando es un error. Entonces es buscar el equilibrio en todo. Perdí el punto, bueno, ¿qué hice mal? Y enfocarte en lo siguiente.
Báez jugará este jueves con Londero. Foto Prensa Challenger de Buenos Aires
Báez está viviendo el mejor momento de su carrera. Pero sabe que en el deporte -y sobre todo en el tenis- todo puede cambiar en poco tiempo. Por eso, no se relaja y sigue enfocado en ese mismo objetivo que tenía a principios de año, cuando ni se imaginaba todo lo que iba a vivir esta temporada.
“El circuito de challenger es duro, cada partido es una pelea. Por eso siempre hay tratar de hacer lo mejor posible y no perder la convicción de que el trabajo hay que hacerlo bien antes de salir a la cancha. Esa es una de las cosas que me recalca mucho mi entrenador”, explicó.
Y agregó: “Siempre vamos agregando cosas nuevas, alguna jugada, algún entrenamiento físico, en lo tenístico nuevos golpes… Siempre estamos muy atentos a lo que se puede mejorar en cualquier aspecto. Y no pensamos en qué ranking podemos alcanzar o qué logros podemos conseguir. Pensamos solo en seguir mejorando“.