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Cambios y polémica: los 9 funcionarios que no funcionaban pero fueron premiados con otros cargos

Pasó casi un año de aquél 26 de octubre de 2020 en el que Cristina Kirchner dijo que en el Gobierno había “funcionarios que no funcionan”. Con el gabinete original casi intacto hasta ese momento, desde allí, Alberto Fernández decidió la salida de al menos nuevefuncionarios, la mayoría de su confianza, que, o se fueron definitivamente de Casa Rosada, o pasaron a desempeñar cargos en otras áreas de gestión.

En la lista de primeras y segundas líneas que fueron reubicados o se convirtieron en candidatos aparecen Sabina Frederic, Marcela Losardo, Cecilia Rodríguez, Santiago Cafiero, Luis Basterra, Roberto Salvarezza, Daniel Arroyo, Daniel Menéndez y Paula Español. Aunque también están quienes dejaron la función pública pero siguen participando en rol de asesores.

El caso de Sabina Frederic fue el último. La ex ministra de Seguridad fue confirmada este lunes como presidenta de Cascos Blancos, un organismo que se encuentra dentro de la estructura de Cancillería. Reemplazará a Marina Cardelli, que lideró hasta ahora el organismo que se ocupa de coordinar acciones humanitarias internacionales.

Antropóloga social, la carrera completa de Frederic estuvo vinculada al ámbito de la seguridad y la Defensa, área donde cumplió tareas de 2009 a 2011, como funcionaria del ministerio que en ese tiempo comandaron Nilda Garré, primero, y Arturo Puricelli, después. Si bien son ministerios con cierto “parentesco” desde lo político, es la primera vez que trabaja desde la órbita de Cancillería.

Sabina Frederic, en su último día dentro de la Casa Rosada. Foto: Luciano Thieberger.

Quien trabajaba junto a Frederic dentro de Seguridad era la ex ministra de ese área, María Cecilia Rodríguez, muy ligada a Cristina Kirchner. Sin embargo, con la salida de Frederic del Gobierno ella también se mudó de edificio: el 1° de octubre fue confirmada como subdirectora general en la AFIP, que lidera Mercedes Marcó del Pont.

Otro ejemplo de cambio de funciones es el de Marcela Losardo, quien el 9 de marzo presentó su renuncia como ministra de Justicia, “agobiada”, según las palabras que había usado días atrás el presidente Alberto Fernández para definir el estado de ánimo de su amiga y socia de estudio jurídico frente a la embestida del cristinismo, que pedía acelerar los cambios en la Justicia.

Pero su salida del Gobierno no fue total. Ese mismo día, el Presidente confirmó que Losardo sería destinada a París para cumplir funciones como embajadora argentina ante la Unesco, donde se sigue desempeñando y percibe un salario que, según fuentes del sector, supera los US$ 15.000 por mes, remuneración promedio de un embajador. Su carrera en la política siempre estuvo vinculada a tareas relativas a su trabajo como letrada y dentro del ámbito judicial, lejana a funciones diplomáticas como las actuales.

Marcela Losardo pasó a trabajar dentro de la Unesco, en París. Foto: Federico López Claro.

El que aceptó Losardo es el cargo que había rechazado María Eugenia Bielsa, ex ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, primera salida fuerte del gabinete, pocos días después de que Cristina hablara de “funcionarios que no funcionan”. La abogada santafesina decidió quedarse en Rosario, armando políticamente durante la campaña con el gobernador Omar Perotti -su ex rival en la interna para la gobernación en 2019-, apoyando la candidatura a senador de Marcelo Lewandoski.

Santiago Cafiero fue tal vez el caso de reubicación más resonante dentro del organigrama del Estado, por tratarse del hombre de mayor confianza de Fernández, que lo designó como su jefe de gabinete, cargo que mantuvo hasta mediados de septiembre.

Apuntado por el kirchnerismo durante casi toda su gestión, Cafiero terminó siendo fusible después de la dura derrota electoral en las PASO. Alberto Fernández lo tuvo que “entregar” y, según un rumor de pasillo de la Rosada, como contraoferta, le dijo: “Elegí lo que quieras”.

La elección de Cafiero fue Cancillería, donde reemplazó a Felipe Solá, que se enteró de su propia boca que él, su jefe hasta entonces, iba a ser quien lo sucediera como ministro de Relaciones Exteriores. “Una canallada”, se escuchó quejarse al propio Solá, de quien se especuló que podía ser destinado a alguna embajada, posibilidad que aún no prosperó.

Luis Basterra, ex ministro de Agricultura, ahora trabaja como ministro de Educación en Formosa. Foto: Rolando Andrade Stracuzzi.

Como Cafiero y Frederic, hubo otro ministro nacional que se fue de la Rosada, pero no quedó sin trabajo después del tusnami político de septiembre. Fue el ex titular de Agricultura, Luis Basterra, que dejó ese puesto y viajó a Formosa, la provincia donde desarrolló casi toda su carrera política para integrar el gabinete de Gildo Insfrán, el controvertido gobernador peronista, que lidera la provincia desde 1995. Ex diputado nacional por Formosa de 2011 a 2019, fue designado como ministro de Cultura y Educación, tarea que encuentra nula relación con su formación como ingeniero agrónomo.

Daniel Arroyo dejó en septiembre el Ministerio de Desarrollo Social a cambio de una candidatura a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Doceavo en la lista, entraría al Congreso, aunque en caso de que el Frente de Todos sufriera un traspié más contundente su eventual banca podría tambalear. Su salida de Desarrollo Social se dio en medio de una serie de piquetes y marchas de grupos de izquierda. Pasaron los meses, asumió Juan Zabaleta como ministro, pero el conflicto sigue escalando y la tensión social es aún mayor.

Daniel Menéndez, líder del movimiento Somos Barrios de Pie y ex subsecretario en Desarrollo Social, fue premiado con un lugar en la boleta, pero su situación es más complicada: está 16° en la lista y difícilmente llegue al Congreso.

Roberto Salvarezza, ex ministro de Ciencia y Tecnología, pasó a presidir Y-TEC, YPF-Tecnología.

A cargo de Ciencia y Tecnología estaba Roberto Salvarezza hasta la limpieza de septiembre. Funcionario de larga data dentro del kirchnerismo, su paso al costado tampoco implicó que haya quedado desocupado. El antecesor de Daniel Filmus se convirtió, días después, en el presidente de la empresa de base científico-tecnológica de YPF y el Conicet, Y-TEC.

El último cambio de autoridades dentro del Gobierno fue el de Paula Español, secretaria de Comercio Interior hasta hace dos semanas y que tras su desplazamiento pasó a cumplir funciones dentro del Ministerio del Interior, junto a Eduardo “Wado” de Pedro, llevando adelante la agenda de articulación entre Nación y las provincias. Un trabajo más relacionado a la rosca política que a su larga trayectoria como economista.

Hubo otros casos de funcionarios que se fueron de la estructura nacional que, al menos hasta ahora, no se reinventaron en otras funciones. Nicolás Trotta, ex ministro de Educación y de lazos fuertes con un sector del sindicalismo, no aceptó propuestas que le hicieron para seguir en la gestión y, cómo contó Clarín, medita qué hacer.

En tanto, Agustín Rossi, ex ministro de Defensa, fue candidato en las PASO santafesina, que perdió con Lewandowski, mientras que Juan Pablo Biondi, ex secretario de comunicación y uno de los principales apuntados por Cristina tras la derrota de septiembre, continúa asesorando a Alberto Fernández, su amigo, aunque a modo de consejero y sin cargo puntual.

El caso de Ginés González García, que renunció en febrero como ministro de Salud, fue diferente, ya que su salida se debió al estallido del vacunatorio VIP que se instaló en el ministerio e involucró a funcionarios y allegados del Gobierno. Desde allí, aun con apariciones esporádicas, González García volvió a ser parte de Isalud, la fundación médica que él mismo creó hace 30 años.

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