Paolo Montero está sobre las movedizas arenas de San Lorenzo, esas que en los últimos años se devoraron muchos entrenadores y que en pandemia se deglutieron a Mariano Soso y a Diego Dabove. Tras la derrota en el Monumental, el DT uruguayo quedó aún más debilitado y todo indicaba que sería su final en el club de Boedo, pero no renunció ni desde la dirigencia le pidieron que diera un paso al costado. Así, estará en el banco ante Lanús, este miércoles en un Nuevo Gasómetro que tendrá nuevamente el termómetro de la gente. Eso sí, ante otro resultado negativo le resultará muy difícil sostenerse. Y el domingo visitará a Huracán… ¿Desde dónde se sostiene la continuidad de Montero?
Son varios factores los que se pusieron arriba de la mesa para no dar un volantazo en la noche del domingo en Núñez. Hubo una charla de tres participantes en el vestuario pos caída: el técnico, el presidente Horacio Arreceygor y el mánager Mauro Cetto, quien confió en el charrúa para el cargo. Entre los tres coincidieron en que no fue “un partido de fin de ciclo” y que jugar de visitante contra el River de Gallardo puede tener a la derrota como una de las posibilidades con mayor porcentaje. Encontraron algunas cuestiones positivas, pero saben que el equipo puede y debe dar muchísimo más de lo que viene demostrando.
Montero no renunció y por ahora se sostiene como puede en el banco del Ciclón. Foto AFP
Aquí es cuando el contexto empieza a jugar su partido. Arreceygor lo dijo cuando asumió tras la licencia de Marcelo Tinelli: “Se viene un semestre austero”. Y lo cumplió. El Ciclón se debilitó futbolísticamente con el alejamiento de sus principales figuras como Juan Ramírez y los Romero, entre otros nombres, porque el objetivo fue bajar el presupuesto a la mitad y tratar de poner un orden interno en un club en rojo.
A Montero le toca administrar pobreza. Quizá más de lo que se imaginaba cuando agarró. Cetto, quien lo conoce desde Rosario Central, le viene dando apoyo y tranquilidad para trabajar puertas adentro porque entienden que es una etapa de transición, con mayor presencia de juveniles. En este sentido, cambiar de entrenador no modificará la escenografía: no vendrán refuerzos (San Lorenzo se encuentra actualmente inhibido para incorporar) y el que venga deberá arreglárselas con el material disponible.
Pero el regreso del público agitó las aguas. Los hinchas hicieron sentir su bronca y un cambio de DT ayudaría a descomprimir el clima espeso, al menos por un rato. Sin embargo, hay otros dos problemas: la proximidad de los partidos y la falta de un plan b, también de manera interina porque Diego Monarriz (a cargo de la Reserva) ya tuvo su oportunidad. Si Montero se va este miércoles, ¿quién se sienta en el banco en el Ducó? Nadie sabe.
Por eso, Montero se sostiene, o lo sostienen como pueden.
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