El concepto de campaña que improvisó el oficialismo tras la derrota en las PASO se reduce a la palabra “Si”, como símbolo positivo en medio de tanta negatividad.
Sin embargo a pesar de la gestualidad asertiva que ensaya la propaganda K a través de sus periodistas más optimistas, siempre se cuela un ominoso “No” en la gestión cotidiana y concreta del Gobierno.
Entre la esperanza impostada en los afiches y el miedo que brota a borbotones dentro y fuera de la Casa Rosada trascurre la cuenta regresiva hacia el 14 de noviembre.
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