El congelamiento de precios por tres meses anunciado por el flamante Secretario de Comercio, Roberto Feletti, este miércoles no es una medida novedosa. Desde 2005, cuando en el gobierno de Néstor Kirchner decidió llevar adelante controles a los supermercados, se reeditó, sin éxito aparente aún, una idea que había sido impulsada en la última presidencia de Juan Domingo Perón, en 1973 y que había intentado ser” un ancla” para la inflación en la década de 1980.
En noviembre de 2005, ante un pronostico de 12% de inflación anual para el año siguiente por parte de los supermercadistas, Néstor Kirchner criticó al sector y luego su secretario de Comercio, Guillermo Moreno, comenzó a apelar a distintos controles de precios que han sido renovados en sucesivas ocasiones.
Un año después la medida parecía haber dado resultados: contra todos los pronósticos la inflación pasó a ser de 9,8% anual. En 2007 la política se renovó y más de 600 empresas acordaron con Moreno una actualización de hasta 6% anual. Pero se ese mismo año, la intervención del INDEC hizo que las estadísticas oficiales dejaran de ser confiables, lo que afectó la posible medición del éxito de los acuerdos con empresarios.
En enero de 2013, la propia Cristina Kirchner había reconocido: “Está demostrado por el paso de la historia que obligar, acordar, esas cosas no sirven, es el propio usuario y consumidor el que tiene que hacer valer sus derechos“. Sin embargo, ese mismo año se sucedieron acuerdos con empresarios de distintos sectores y aparecieron los programas “Mirar para cuidar” y “Ropa para todos”, que fueron la antesala de “Precios Cuidados”.
A principios de 2014, el Gobierno de Cristina Kirchner presentó el programa “Precios Ciudados”, que en ese momento alcanzaba a una canasta básica de 302 productos. En 2014, cuando inició “Precios Cuidados”, la inflación fue de 38.50%, mientras que al año siguiente fue del 25%.
Con la llegada de Mauricio Macri al poder los acuerdos de precios no fueron desterrados como herramientas, y luego de haber lanzado el programa de “Precios Esenciales” a comienzos de 2019, se optó por reeditar “Precios Cuidados” ese mismo año, aunque con menor relevancia: los productos alcanzados solo representaron el 7% de las categorías afectadas, cuando un año atrás alcanzaban al 14%.
Dentro de la “versión M” del programa habían salido de esta canasta los productos de las primeras marcas, que volvieron a ser incluidas en el Gobierno de Alberto Fernández, de la mano de Paula Español. La ex secretaria de Comercio relanzó con bombos y platillos la canasta acordada de precios de 700 productos, que rápidamente tuvo que convivir con otra política de Precios Máximos, que fue profundamente resistida entre los empresarios.
La propia Español varias veces defendió la medida de Precios Cuidados como una “política pública” que le sirve al Gobierno para pelear contra la inflación. La inflación acumulada logró bajar de 53,8% en 2019 a 36,1% en 2020, pero mediada por la caída de la actividad que significó la pandemia en el país.
“La lógica subyacente del congelamiento anunciado este miércoles es que las empresas tienen amplios márgenes de ganancias en el presente, dado que supuestamente costos como el financiero, el de ciertos servicios públicos y el de los insumos importados están “bajo control”, por el cepo cambiario y el congelamiento de tarifas”, apuntó al ser consultado por Clarín Jorge Vasconcelos, de IERAL.
El economista a su vez advirtió: “Los márgenes del consolidado de empresas que cotizan en el Merval no muestran ganancias extraordinarias, ni mucho menos“. Dentro de este análisis se debe incluir la aceleración de la inflación en todo el mundo, como consecuencia del Covid 19.
“Hay problemas de abastecimiento en un gran número de cadenas de valor, como resabio de la pandemia global. Este anuncio, al intentar de privilegiar control de precios en lugar de abastecimiento, no parece surgir de una adecuada lectura del ciclo global”, dijo Vasconcelos.