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Lavaplatos, empleados de McDonald’s: los sorprendentes primeros trabajos de Bill Gates, Elon Musk y otros líderes empresariales

Hay una gran lección oculta en las historias de estos magnates: siempre es el mejor momento o bien para cambiar de rumbo profesional

Por norma general, el primer trabajo suele ser una experiencia extraña. A personas de renombre como Elon Musk, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Steve Jobs, Oprah Winfrey o Jeff Bezos les pasó lo mismo. Hay una gran lección oculta en sus historias: siempre es el mejor momento o bien para cambiar de rumbo profesional o bien para sacarle el mejor partido a la situación, aunque sea teóricamente mejorable.

El primer trabajo. La puerta de entrada al mundo laboral (e incluso al mundo de los adultos). Por norma general, el primer trabajo suele ser una experiencia errática, debido a que aún no se sabe muy bien qué se quiere hacer en la vida. Quizás te sorprenda saber que les ocurrió lo mismo a grandes directores, empresarios y emprendedores como Elon Musk, Bill Gates, Mark Zuckerberg o Jeff Bezos.

Steve Jobs, desarrollador de videojuegos

A principios de 1974, Steve Jobs entró a trabajar en la desarrolladora de videojuegos Atari como técnico. Nolan Bushnell, cofundador de la empresa, describe a Jobs como un trabajador “difícil pero valioso. Solía ser el más listo de cada reunión y no tenía problemas en demostrarlo”.

Jobs no tardó mucho en abandonar temporalmente Atari: a mediados de 1974 había ahorrado lo suficiente como para irse a India en un viaje espiritual. Regresó a la desarrolladora de videojuegos a mediados de 1975, donde se le encargó crear el circuito impreso de la máquina arcade Breakout. De nuevo, su estancia sería breve: al año siguiente ya había fundado Apple Computers junto con su socio Steve Wozniak.

Steve Jobs, cofundador de Apple.

Tim Cook, repartidor de periódicos

¿Conoces esas películas estadounidenses de hombres hechos a sí mismos que empiezan trabajando como repartidores de periódicos hasta conseguir los ahorros suficientes como para iniciar sus proyectos? Tim Cook es el ejemplo viviente de este tópico.

El director ejecutivo de Apple entró en el mundo laboral como repartidos del diario Press-Register, una publicación de Alabama, su estado natal. Además, se pasó parte de su adolescencia ayudando a su madre en su farmacia y trabajó temporalmente en una fábrica de papel y en otra de aluminio.

Tim Cook, CEO de Apple.

Giorgio Armani, del Ejército a asistente de fotografía

El famoso diseñador entró en el mundo de la moda prácticamente de casualidad. Cuando de joven se encuentra en la “colimba” en Italia, recibió una propuesta interesante que lo cambiaría todo. “Estaba haciendo el servicio militar y me habían dado 20 días de vacaciones en Milán”, explicó en momento Armani para Time. “Un amigo me pregunto si quería ganarme un dinero extra ayudando a un fotógrafo de una tienda y acepté”.

Ese primer contacto con la moda le fascinó hasta el punto que nada más terminar el servicio militar obligatorio se fue a trabajar en La Rinascente, famosa tienda en Milán, donde empezó su carrera de diseñador.

Oprah Winfrey, empleada

Oprah compaginó sus estudios en el instituto con ayudar a su padre en su tienda. No le gustaba para nada el trabajo así que estuvo muy poco; a los 17 ganaría el concurso de belleza Miss Black Tennessee y de ahí se le propondría trabajar en un boletín de noticias radiofónico.

Quizás Winfrey no acabó de adaptarse en el negocio de su padre porque según la biografía Oprah Winfrey Speaks, desde joven tenía claro que quería ser una estrella. Lo explica su exnovio del insti, Tony Otey. Cortaron precisamente en su época radiofónica porque Oprah empezó a dedicar mucho tiempo a su carrera.

“Desde pequeña que lo tenía todo muy claro. Quería ser una estrella de cine. Quería ser actriz. Me encanta que haya cumplido sus sueños. Sobre todo en nuestra infancia cuando era muy fácil caer en las drogas. Ella no lo hizo: trabajó duro y, en cuanto tipo la primera oportunidad, saltó al tren rumbo a su meta”.

Oprah Winfrey, conductora de TV.

Travis Kalanick, vendedor a puerta fría

El fundador de Uber empezó a vender cuchillos de la marca Cutco de puerta en puerta cuando era adolescente. Curiosamente, esta marca ha sido la incubadora indirecta de grandes personajes como David Plouffe, el encargado de la campaña presidencial de Barack Obama en 2008, o el comediante Daniel Tosh.

Cuando se les pregunta ahora a Kalanick y compañía sobre su etapa como vendedores, muchos agradecen la experiencia porque les permitió aprender a tolerar el rechazo, valorar el networking y afinar los discursos para convencer con pocas palabras. Quién le iba a decir a un joven Kalanick que con cada puerta a la que llamaba añadía un ladrillo más en los cimientos que más adelante sería Uber.

Elon Musk, granjero

La biografía Elon Musk: Tesla, SpaceX and the Quest for a Fantastic Future de Ashlee Vance recoge muchos de los primeros trabajos de un Musk adolescente. El disparador de todos estos trabajos se debió a que a los 17 años decidió irse de su casa en Sudáfrica para irse a Canadá, donde vivió con su primo.

Así que, al principio, Musk trabajó en la granja de su primo, donde recogía vegetales o preparaba los contenedores de granos. Luego, el futuro fundador de Tesla y SpaceX cortó madera y limpió calderas (“tenía que ponerse un traje de producción y colarse por un túnel en el que apenas cabía”, explica la biografía). Acabó tan hastiado que saltó rápidamente a la conquista del mundo tecnológica. Ya sabes que le fue mucho mejor que cuando cortaba madera.

Elon Musk, CEO de Tesla.

Ted Turner, marinero fallido

Ted Turner, fundador de CNN y magnate estadounidense, soñaba con alistarse en la Armada de los Estados Unidos y ser marinero. No obstante, sus sueños se rompieron cuando fue expulsado de la universidad por colar a una mujer en su dormitorio.

Su padre decidió recibirlo en su agencia de publicidad. Allí, Turner descubrió que tenía un talento natural para los negocios y, solo en su primer año, duplicó los beneficios de la agencia. Acabaría haciéndose cargo del negocio y se lo vendería a Time Warner en 1996 por 6.200 millones de euros.

Warren Buffett, repartidor de periódicos con alma inversora

Al igual que Cook, Buffett empezó como repartidor de periódicos en 1944. No obstante, el futuro multimillonario no tardó en mostrar maneras: cuando consiguió ahorrar 2.000 dólares con 15 años, decidió invertir 1.200 en una granja. En paralelo, empezó a vender sellos y pelotas de golf usadas “a modo de pequeño imperio”, según el propio Buffett. Gracias a estas acciones, antes de cumplir 20 ya tenía 5.000 dólares, que en la actualidad serían 53.000 dólares.

Mark Zuckerberg, ingeniero de software

El fundador de Facebook es otro hombre hecho a sí mismo. Ya en el instituto desarrolló por su propia cuenta Synapse, un programa de recomendación de música que llamó la atención de grandes compañías como Microsoft. Estas le llegaron a ofrecer trabajo. Si Zuckerberg hubiera aceptado, las redes sociales actuales serían de otra forma diferente. Pero decidió rechazar la oferta, estudiar en la Universidad de Harvard y… bueno, ya sabes el resto.

Mark Zuckerberg, CEO de Facebook.

Jeff Bezos, empleado en McDonald’s

En los 80, un adolescente llamado Jeff Bezos se ganó su primer sueldo haciendo hamburguesas en un McDonald’s. “Como era el chico nuevo“, explica en un de sus muchas biografías, “me tocaba limpiarlo todo. Lo que más odiaba era el dispensador de ketchup: salía a chorros y se acababa pegando en rincones casi inaccesibles”.

Quizás como resultado de su terrible experiencia friendo hamburguesas, Bezos y su pareja decidieron crear el Dream Institute, un campamento de verano para niños en donde se les enseñaría ciencia, tecnología, el espacio… Solo se apuntaron 6 niños, ya que todo el campamento costaba 600 dólares, pero consiguió convertir El Señor de los Anillos en lectura obligada para aquel verano.

Jeff Bezos, CEO de Amazon.

Michael Dell, lavaplatos

¿Te suena el apellido Dell? Claro que sí: seguro que en algún momento has utilizado algunos de sus ordenadores, televisores y demás productos y servicios informáticos. Pues su fundador, Michael Dell, empezó lavando platos en un restaurante cuando tenía 12 años, pero lo hizo tan bien que no tardó en ascender a maitre.

Se pasaría ese mismo verano vendiendo suscripciones del Houston Post: ganó 18.000 dólares solo con ese trabajo porque, en lugar de llamar puerta por puerta, realizó un estudio de mercado para descubrir el nicho de población interesada en suscribirse a un diario. Acabó contratando empleados que le ayudaran con esta misión y en su primer año consiguió ganar 200.000 dólares. 

Reed Hastings, vendedor de aspiradoras

El cofundador y director ejecutivo de Netflix empezó vendiendo aspiradoras de puerta en puerta. Si te esforzas al imaginarte en su lugar, que sepas que él se lo pasó bien: “Sé que suena extraño, pero me gustó“, explicó Hastings para Bowdoin Orient. “Conocí a mucha gente diferente”.

Richard Branson, creador de una revista juvenil

El multimillonario inglés que conocerás por su marca Virgin entró en el mundo laboral por todo lo alto: publicó su propia revista cuando tenía 16 años y aún iba al instituto. Se llamaba Student porque estaba creado por y para estudiantes.

Solo su primera edición consiguió amasar 8.000 dólares en publicidad, y se repartieron cerca de 50.000 copias. A decir verdad, Branson fundó Virgin como una empresa de reparto para que reforzara su negocio con las revistas. Solo más adelante se convertiría en la famosa discográfica.

Indra Nooyi, recepcionista

La que fue directora ejecutiva de PepsiCo tuvo que trabajar para poder pagar sus estudios en la Universidad de Yale. Decidió ser la recepcionista de su dormitorio. Trabajaba en el turno de noche (desde medianoche hasta las 5 de la mañana) y apenas le pagaban 50 centavos por hora.

Bill Gates, programador

Posiblemente el trabajo menos sorprendente de la lista. El cofundador de Microsoft siempre explica que consiguió su primer trabajo a los 16 años como depurador del programa encargado de la energía de TRW, una corporación involucrada en el sector aeroespacial, automotriz y crediticio, entre otros.

“Buscaban gente por todo el país que supiera dominar cierto tipo de programación, y me encontraron”, explica Gates para Atlantic. “Era famoso por ser una especie de genio de la programación. Tenía 16 años, pero aparentaba 12, así que cuando me vieron entrar para la entrevista de trabajo dijeron que estaban tan desesperados que habían empezado a contratar a niños. Me trataron muy bien por eso, supieron sacar partido de mi energía”.

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